martes, 1 de septiembre de 2015

Vivir la misión es como un renacer al mundo

Abrir las manos dispuestas para dar, abrir el corazón dispuesto a encogerse, a sensibilizarse y a entregarse y salir de uno mismo, abandonar esquemas preconcebidos, abandonar superficialidades, materialismos, dejar a un lado el “quiero…”, “me apetece que…” y entregarse en cuerpo y alma a ser sal y luz del mundo. Ese era el objetivo que nos movía para la Misión.Pese al impulso de Noelia de misionar en Venezuela desde hace años, a finales del año pasado, sentimos algo muy fuerte dentro, eso inexplicable que te impulsa a cruzar el charco y seguir compartiendo tu vida con los que más lo necesitan. Después de un año preparando esta misión que parecía una “boda”, ya que hacíamos demasiados preparativos pero parecía que nunca llegaba el día de partir ese día tan esperado, el 20 de Julio aterrizamos en el aeropuerto de Quito, Ecuador. Allí nos estaban esperando diez jóvenes de la parroquia junto con el P. Pedro Jesús, las sonrisas, unas pancartas con nuestros nombres y el gran recibimiento ya nos acontecía de que Ecuador iba a tener algo diferente, algo que por dentro nos haría no ser las mismas. 

Desde ese día, todo fue vivir lo inesperado. Los primeros días nos hicimos un poco con La Argelia, el barrio donde se encuentra la parroquia y la comunidad Quito I de los SCJ. Nuestra casa, la parroquia, actividades parroquiales, secretaría parroquial, centro de día de ancianos y aprender a movernos entre las pequeñas tiendas de la Caluma, la calle a donde se llega subiendo los 45 escalones de “nuestra” plaza. Realmente todo era muy cómodo, en esa misma plaza residía todas las zonas donde nos movíamos principalmente y si teníamos que comprar alguna cosa nos movíamos a las calles cercanas. 


Esa primera semana también tuvimos tiempo para organizarnos con el P. Pedro sobre nuestro “planning” en La Argelia y así pudimos empezar manos a la obra a preparar las actividades de verano de la Parroquia Santa María de La Argelia. El primer objetivo claro que nos comentó Pedro, era el primer campamento vacacional que quería que organizase la parroquia Santa María de La Argelia. Como nunca se había hecho algo antes así, había que formar a los jóvenes pertenecientes a comunidades jóvenes, grupos de jóvenes implicados activamente en la parroquia, o a otros jóvenes que habían pasado por la parroquia o por procesos de confirmación y que todavía no se habían implicado o enganchado en nada. 

Es por ello, que la primera semana llevamos a cabo una formación de monitores de campamentos y talleres recreativos con todos los jóvenes de la parroquia, confirmados o no confirmados. Durante esta semana pudimos trabajar con ellos aspectos como el trabajo en grupo, el respeto entre todos, dinámicas de grupo, juegos, aprendizaje cooperativo, características de un monitor, cómo debe funcionar un campamento, aspectos de organización, etc. En las segundas partes de la tarde trabajamos talleres como informática, creación de videos, edición de imágenes, talleres de guitarra, talleres de bailes típicos ecuatorianos, manualidades, globoflexia, etc. También organizamos con ellos una tarde de salida al cine, para hacer grupo entre ellos y salir del aspecto “formal” ya que la mayoría de ellos no se conocían. 


De esta semana salieron resultados más que buenos, 25 jóvenes, muy distintos, unidos por un mismo fin, en un mismo entorno y con una alegría y ganas de entregarse muy positivas. Así comenzamos el primer campamento vacacional de La Argelia. Fueron días de preparación y organización muy intensos pero logramos que todo saliese más que adelante. ¡Fueron más que un éxito! Esperábamos 30-40 niños y nos encontramos con 80 y eso que pusimos un tope. Nos quedamos como anécdota las decenas de madre que se agolpaban a la puerta de la parroquia el primer día de campamento pidiendo cupo para sus hijos. 

¿Qué supuso para nosotras? Fue un reto muy grande, organizar algo de tanta dimensión, con tantos jóvenes, tantos niños y pocos recursos no fue fácil. En España estamos acostumbrados a tenerlo todo, a preparar las convocatorias con meses antes, que se apunten también meses antes y comprar todo cuanto necesitemos, aunque sea con moderación. Aquí no era así. Hicimos una pegada enorme de carteles por todos los barrios de La Argelia 10 días antes, recibimos inscripciones hasta un día antes y nuestro presupuesto para materiales y refrigerio era mínimo y aquí no teníamos a nadie que nos cocinase o nos hiciese las cosas, nosotras mismas con nuestros jóvenes nos poníamos manos a la obra en todo momento y eso sacó lo mejor de nosotras, nuestra entrega más pura y nuestra humildad y disposición más sincera. 

Fue muy bonito y muy enriquecedor realizar este campamento en La Argelia. Los niños son niños igual aquí en España que allá en Ecuador, saben reír igual, jugar igual e ilusionarse igual, solo les hace falta alguien que les guíe, que les de el cariño que necesitan y la atención que merecen. Nos encantó compartir estos días junto a los niños y monitores y saber que, como vimos en una pequeña oración de un día, si nos ayudamos todos unos a otros a construir una buena casa sobre roca, no hace falta construir mil casas sobre arena, si no que cada uno puede aportar algo para que la casa nos acoja a todos. 

 
La siguiente semana, nos fuimos de misiones a San Simón, Guaranda, a las comunidades campesinas indígenas o mestizas que allí había. A nosotras nos tocó en San Simón pueblo, al principio parecía “menos duro” que el resto, ya que no teníamos que subir montañas ni cuestas enormes y viviríamos en el centro, pero la misión esconde detrás retos increíbles. Violencia, insultos, familias desestructuradas, pobreza, miseria, trabajo de campo, soledad y muchas ganas de ser escuchados. Todo eso nos encontramos en las casas de San Simón. Por las mañanas fuimos visitando cada casa, invitándoles a compartir con nosotras la celebración diaria en el salón parroquial y ofreciéndoles ir a sus casas por la tarde para celebrar la palabra y disfrutar de un rato charlando o ayudándoles a trabajar, cocinar, limpiar, etc. 

El resultado fue de tener el corazón en la mano y al aire libre. ¿Por qué? La gente estaba deseando recibir una mano que le ayudase, que le guiase, que le diese ganas de seguir viviendo, de seguir con alegría, de compartir un rato entorno a la palabra del hijo pródigo o la parábola del sembrador o incluso a un pequeño cuento que nos invitase a querernos y amarnos unos a otros por encima de todo, a perdonar, a compartir, a ayudar, a dar la mano no solo al que está más cerca… Durante esos 7 días de misión nos sentimos verdadera luz entre tantas casas. El primer día a la celebración vinieron apenas 5 personas, y a medida que esa luz iba encendiendo otras pequeñas velas iluminaba a más personas, a más corazones, y poco a poco nos juntamos familias enteras, niños, abuelos, padres, madres, jóvenes, que necesitaban hacer comunidad y sentirse parte de algo. 

De esa experiencia nos llevamos tanto que es imposible contarlo todo por aquí, muchas anécdotas, muchos momentos de superación, muchos momentos de templanza, de contener a lo mejor las ganas que nos da de gritar viendo a alguien pegar a otra persona pero pensar en que lo mejor es hablar, dialogar e intentar educar por el camino del amor. Y así fue. Hay tanto que hacer en lugares así… la míes es mucha pero los obreros poco. 





Así volvimos a Quito, después de un día de convivencia todos los misioneros en el Santuario de la Virgen del Guayco y de una celebración festiva por todo lo alto con el coro de La Argelia y el grupo de danzas y artes y entre lágrimas, manos tendidas y corazones en mano, nuestra Argelia nos esperaba para nuestros últimos 5 días en tierras ecuatorianas. 

A veces solemos decir que cuando uno tiene algo tan adentro no existen palabras para describir cuanto ha vivido, si no que todo son emociones y sentimientos que se van guardando y enraizando bien adentro nuestra y que conforma otra persona, que nos hace ser diferentes. Eso nos ha pasado. Hemos vuelto a España y nosotras hemos cambiado, pero aquí todo sigue siendo igual. Dentro de nosotras han empezado a crecer semillas de compasión y solidaridad, viendo a todas las personas desinteresadas que allí colaboran en el comedor social y que dan de comer cada sábado a más de 80 familias de La Argelia que viven en pobreza extrema, son auténticos héroes, semillas de entrega a pie de calle, con esos callejeros que viernes tras viernes salen a la calle en busca de personas en soledad, en droga, en alcohol, que necesiten un pan y un agua caliente con una pequeña oración y una palabra para poder transformar su vida en una nueva, semillas de ilusión y motivación, en los más de 25 jóvenes que nos han demostrado que quieren ser TESTIGOS, que quieren ser luz y sal para tantos, que quieren formar parte de algo nuevo, y que, recién nos enteramos, que acaban de formar un nuevo grupo joven en la parroquia llamado REPARADORES, ellos son el motor de lo que vendrá, semillas de paciencia y comprensión, cada día con los más de 30 ancianitos que pasan parte de la jornada en el centro de día y que hacen actividades, comen caliente y sonríen con mucha ilusión y con el cuerpo ya cansado de tanto vivido y sobre todo semillas de CORAJE Y MISIÓN, en cada familia que hemos visto, cómo son capaces de luchar hasta el extremo, de sacar adelante lo que haga falta, en vivir con poco, con lo necesario y en tener la sonrisa más grande y luminosa pese a tener tanta oscuridad detrás. 


Todas estas semillas seguro que serán regadas, como hasta ahora, poquito a poco, con paciencia y dedicación por los religiosos que residen en las dos comunidades de Quito, La Argelia y Miravalle. Ellos entregan cada día su vida, sin esperar nada a cambio, a tanta necesidad, más de la que pensamos. 

Queremos dar las gracias al P. Pedro Jesús, por su ilusión, carisma y entrega a la hora no solo de acogernos, sino de hacernos “recoger” todo lo vivido para plantarlo muy adentro nuestra, al P. Pablo, P. Artemio y Hermano Jose Mari por compartir con nosotras la vida parroquial y abrirnos las puertas de su comunidad y sus manos abiertas siempre que lo hemos necesitado, hemos aprendido mucho de ellos. A nuestro querido Pancho, que cruzó desde tierras chilenas para compartir unos días de misión en Ecuador, es un placer haber podido volver a compartir con él tantas cosas, junto con Humberto, los dos queridos novicios que conoció Noelia hace 5 años y que ahora, las dos presentes, hemos visto entregarse tanto a la vida y la amistad que tenemos forjada con ellos tiene el mismo rumbo, ellos son claro ejemplo de la luz que se entrega a la gente, ellos iluminan el camino de tantos, esperamos vuestra ordenación muy pronto. Gracias al P. Jose Luis por abrirnos el corazón y las puertas de la comunidad de Miravalle, nos sentimos como en casa al, P. Edson, los postulantes de Miravalle, al P. Salvador, P. Benjamín y al resto de religiosos por su capacidad de AMAR, como decía el P. Dehon, “el amor al prójimo y el amor a Dios son un único mandamiento” y ellos, claramente, lo hacen día a día con los más necesitados. 


Gracias a todos los que habéis formado parte de esta experiencia, en especial a los jóvenes que han formado algo nuevo y que nos sentimos tremendamente unidas a ellos en ese nuevo grupo de Reparadores. 


Quito tiene algo, algo distinto, y no los 3000 metros de altura, o las cuestas o el “cilantro”, Quito tiene magia, en cada persona, tiene vida, en abundancia, tiene amor, en cada corazón, tiene ganas de compartir, en cada mano tendida y tiene mucho que hacer y mucho que dar, más de lo que uno puede llevar. La misión te hace nuevo, hace que renazcas y hace que ya no puedas pisar la calle de la misma manera ni con las mismas palabras. 

Enviadas a la misión, día a día, este es el mejor momento. 
Noelia Rodríguez y Paula Esparza. Jóvenes Dehonianas 

domingo, 23 de agosto de 2015

VOLVER...

Ya en casa, feliz de ver y estar con mi familia e intentando poco a poco asentar todo lo vivido, que ha sido mucho. Cuando uno vuelve es imposible que todo vuelva a ser "normal", esa frase de "intentando volver a la normalidad", no se puede dar. Me siento feliz, muy feliz. Sin saber por qué, cómo y sin esperarlo, me he sentido palabra para tanta gente que necesitaba escucharla, me he sentido ternura y cariño entre personas realmente heridas y auténtica vela, ya ecuatoriana, para avivar y multiplicar la luz de tanta gente con miedo o pereza de alumbrar. Todo esto con la mejor compañera de este camino y misión que podría tener, Paula. 

Con mucho que decir, con mucho que compartir y compartirme y con parte de mí allí, en La Argelia.

Noelia.


viernes, 21 de agosto de 2015

NUESTROS JÓVENES

 ¡Gran tarde de despedida con nuestros jóvenes!

Ellos nos conocen mejor que nadie y han vivido y compartido con nosotras casi todo lo que hemos hecho. Desde el primer día que nos fueron a buscar al aeropuerto hasta hoy, con un pastel en mano, celebración de cumpleaños adelantada y con sus palabras encima de la mesa, nos han demostrado que quieren comerse el mundo, que tienen fuerzas, que tienen alegría y que tienen a Dios muy adentro. Hemos pasado con ellos una semana de formación de monitores, de talleres creativos, el primer campamento vacacional de la parroquia y la semana de misiones en Guaranda. Sin duda nos han robado parte de nuestro corazón. 

Nos llevamos algo de cada uno de ellos y sus nombres grabados en nuestra memoria. Nos han dedicado unas palabras tan bonitas y con tanto sentimiento dentro que solo podemos darles las GRACIAS y seguir diciéndoles que ELLOS son los que cambiarán las cosas y los que asentarán todo lo vivido para seguir adelante. ELLOS son el ejemplo de lo vivido, el impulso para seguir comprometiéndose con el barrio, para hacer un mañana mejor y para vivir, con esa sonrisa y esa alegría que tienen, de tal manera que contagian vida allá donde van.

¡GRACIAS A TODOS NUESTROS JÓVENES! Sí, como dijimos,  ya NUESTROS.




miércoles, 19 de agosto de 2015

LA BELLEZA QUITEÑA

Esta semana ya huele a despedida. Durante estos días estamos visitando algunos de los puntos turísticos más bellos de Ecuador, la mitad del mundo, el teleférico y las preciosas vistas de todo Quito o el volcán Pululahua.

Está costando mucho hacer las maletas y meter todo lo vivido. Os garantizamos que no queremos cerrarlas y que la mitad de nosotras ya está aquí.





martes, 18 de agosto de 2015

DE VUELTA DE GUARANDA

25 jóvenes partimos el pasado domingo 9 hacia San Simón, del cantón Guaranda y perteneciente a la provincia de Bolivar. Os preguntaréis ¿para? ¿qué habéis hecho? ¿a vivir bien? ¿a hacer algo por los demás? ¿cómo os ha ido?

Realmente contar esta experiencia nos supondría a las dos párrafos y párrafos. Pero a veces uno siente tanto, que las palabras se quedan atrás y casi no llegan a expresar lo que uno ha vivido, pero intentaremos haceros sentir lo que hemos sentido estos días.

Justo a nosotras nos mandaron misionar en San Simón. ¿Qué suponía eso? Intentar hacer comunidad con más de 160 familias y vivir en casa de Mónica. El resto de nuestros compañeros, ya amigos muchos de ellos, eran enviados a las comunidades campesinas, Tagma Rumiñahui, Vaqueria, Pachagron, Capito, Tandaguán, Conventillo, Ulagagua... muchas de esas comunidades eran de indígenas y otras de mestizos y con el gran reto de convivir católicos con evangélicos e intentar evangelizar teniendo el respeto de los evangélicos, todo un reto.

Nosotras, San Simón. El centro del pueblo. No teníamos que subir altas montañas y aparentemente estábamos muy contentas porque viviríamos en casa de Mónica, pero no sabíamos el gran reto que se nos pondría por delante...  ¿Os acordáis de Mónica? Aquella madre que sostenia a dos hijos, una familia, un ejemplo de superación... pues bien; la realidad va mucho más allá de lo que uno ve en unas pocas horas. Detrás de esta casa, detrás de esta familia, hay una historia tremenda de violencia, de maltrato, de heridas sin curar y de otras que se van abriendo. Poco a poco fuimos descubriendo que nuestra misión en San Simón era mucho mayor de lo que pensábamos. 



Por la mañana, íbamos a visitar a las familias, presentarnos y ofrecerles compartir un ratito por la tarde entorno a la palabra y para charlar un rato, y otros días trabajábamos desgranando maíz, haciendo almuerzos, tareas de la casa, limpiando o lo que fuese necesario. Por las tardes visitábamos las casas, muchas de ellas nos abrían las puertas de par en par, con un café, una tortilla de queso, una empanada de verde y con la mejor de las sonrisas.

Ni os imagináis lo acogedora que es la gente y eso que teníamos el gran reto de que San Simón es un pueblo que no hace comunidad, ellos mismos te lo dicen, cada uno en su casa y Dios en la de todos, y nuestra misión era ir logrando gente, llegar a gente a través de la Fe, de la experiencia de Dios, de la escucha, de nuestros oidos y de lo mejor que podríamos entregarles para que compartiesen todas las tardes un rato de oración con nosotras a las 19:00h de la tarde. Ese rato de oración resultó ser lo mejor de cada día. Una hora en la que nos olvidábamos de todo, en la que la gente del pueblo, a la que íbamos visitando, se acercaba hasta el salón de la parroquia para celebrar con nosotras. Vimos cómo hicieron sus propias vasijas con sus defectos y sus virtudes, cómo se posicionaron según su autoestima baja o alta, como construyeron un gran árbol con raíces, tronco y frutos, cómo se posicionaron en hijo mayor, menor o padre y cómo se abrazaban, se juntaban las manos y cómo se sonreían cada día.

Imaginaros! Un pueblo al que no le gusta el contacto, ni hacer comunidad... tener cada día unas 20 personas, niños, abuelos, padres, madres, que se abrían durante un ratito y se abandonaban a los demás... fue tremendo.



Hemos visto mucha miseria, soledad, violencia, pobreza, abandono, personas mayores viviendo solas, discapacitados agarrándose a su Fe para tirar adelante y mucha mucha humildad y sencillez.  Uno viendo tanta cosa como hemos visto, no puede ser el mismo. Os aseguramos que no somos las mismas, y no por haber comido cui (cobayas), por las picaduras de las pulgas o por los 30 gallos kakareando a las 4 de la mañana, si no por el aprendizaje de las personas, por el mensaje que te hacen llegar, que pese a tanto, y mucho de ello malo, la vida es un regalo y la viven así, de esa manera, con la mejor de sus sonrisas.

Y diréis, ¿Y Mónica? Esta historia, que terminó resultando totalmente de Dios y con mucha esperanza en ella, os la contamos en otra entrada. 

Noelia y Paula.

domingo, 9 de agosto de 2015

¡NOS VAMOS DE MISIONES!

Hoy partimos hacia Guaranda, para vivir una experiencia de misiones en las comunidades campesinas del pequeño pueblo de San Simón.
Nos vamos casi 30 jóvenes hacia allá y nos repartiremos en 10 comunidades, dos en cada comunidad y alguna comunidad con tres. Nuestra misión allí es transmitirles a tantas familias la alegría de vivir, la alegría de compartir, de amar y la alegría que supone evangelizar con una sonrisa y con la entrega que llevamos allí.

Va a ser una semana intensa, incomunicadas, donde dejamos atrás todo, y dejamos todo en Quito, llevando en nuestra maleta, ropa de abrigo, un poncho, zapatillas de andar y sobre todo las manos abiertas para dar y el corazón abierto para acoger. 

Por las mañanas y por días, visitaremos todas las casas de nuestra comunidad, dialogando y escuchándoles a todos ellos entorno a una pequeña reflexión, en total unas 30 familias por comunidad, las tardes se las dedicaremos a los niños y jóvenes, haciendo actividades con ellos, dinámicas, juegos e intentando transmitirles valores y por la noche intentaremos reunir a toda la comunidad entorno a una pequeña celebración.

¿Dónde dormiremos? ¿Dónde comeremos? Dios dirá... no penséis que hay colchones, y seguramente ni haya luz, y quizás ni agua potable y tengamos que hervirla y posiblemente trabajaremos algún día en el campo con ellos, y las comidas seguramente un día aquí y un día allá... pero intentaremos poner lo mejor de nosotras en cada momento.

No os lo vamos a negar, tenemos mucho miedo de lo que nos podamos encontrar. Situaciones familiares límites, momentos que nos desborden, niños abandonados, alcohol en las casas, parejas desestructuradas y sobre todo mantener la cordura, fe y alegría en esos momentos va a ser difícil pero prometemos que intentaremos estar enteras y aun así poner pequeños rayos de sol donde la tempestad y la tiniebla ha inhundado las casas. 

Con el corazón en la mano, con temor, pero ilusionadas, marchamos hacia una nueva experiencia que seguro que marca un antes y un después de nuestra estancia en Quito y nuestra experiencia personal. ¡Acordaros de nosotras!


sábado, 8 de agosto de 2015

¡CON ALEGRÍA ACABA EL PRIMER CAMPAMENTO DE LA ARGELIA!

Ayer viernes acabamos el primer campamento vacacional que organiza la parroquia Santa María de La Argelia. Fue un día festivo donde no faltaron los bailes, las risas, los juegos, las canciones, las sorpresas y mucha mucha ilusión por parte de niños y monitores.

Para acabar esta mañana, comimos todos los monitores juntos con el P. Pedro. Fuimos más de 30 compartiendo mesa y donde, unas cuantas pizzas y algo de cola de manzana, fueron la comida perfecta para hablar, compartir lo vivido, lo que les ha quedado dentro a cada uno y su propia experiencia de este campamento.

Estamos tremendamente orgullosas y agradecidas por y a todos ellos, ya que han hecho una labor excelente y que ojalá, y así se lo transmitimos, esperamos que lo mantengan durante muchos años más, ya que serán ellos los que el año que viene cojan estas semillas de lo aprendido, vivido y experimentado y volverán a sembrar en todos los niños que quieran acercarse a estos campamentos, todos los valores que hemos intentado transmitirles.

Les hemos ofrecido todo lo que hemos podido traer de España, dinámicas, juegos, videos, catequesis, todo lo que podamos dejarles y que les sirva para ayudar, catequizar y educar aquí durante todo el año y en especial con los niños.

Nos dieron las gracias por haberles guiado y coordinado en este gran proyecto que nos ha unido a todos, pero las gracias se las hemos dado nosotros a ellos porque es increíble que tantos jóvenes, la mayoría de ellos sin pertenecer a ningún grupo de la parroquia, se hayan juntado y hayan permanecido, con compromiso, queriendo aprender durante toda la semana de formación y luego con un cariño tremendo que han puesto y una dedicación increíble hacia los niños. Todo este grupo, que se acaba de formar, de más de 30 jóvenes, formará algo nuevo en el próximo mes de Septiembre. Estamos muy ilusionadas de que haya surgido un grupo nuevo que cree unas comunidades jóvenes dehonianas nuevas y con tanto entusiasmo e ilusión. Muchos de ellos también irán a misiones ya que se han enganchado a través de estas actividades. Es un tesoro tenerles a todos ellos, tienen un interior tremendo y ganas de crecer día a día. Ya les hemos cogido muchísimo cariño y nos costará mucho despedirnos de ellos. 

Hay tanto que se puede hacer por ellos y con ellos... en España estamos constantemente educando e intentando transmitir valores y a veces les aburrimos de dinámicas, actividades, oraciones, confesiones... y muchos de estos jóvenes no agradecen todos los recursos que les prestamos y todas las actividades que se les ofrecen. Aquí, hay recursos claro, pero limitados, hay actividades claro, pero no tan constantes, hay grupos, claro, pero con las situaciones que tienen en cada familia, cada casa, cada joven... es muy dificil la constancia, el compromiso y a veces hasta mantener la fe.

Ellos están deseando poner todo cuanto tienen y aprender, pese a sus situaciones familiares, pese a sus depresiones, pese a los intentos de suicidio de algunos, pese al ir y venir de algunos... y nosotros allí en España casi desgastándonos la cabeza en tantos jóvenes que luego ni aprecian todo lo que se les da. Esperamos que por lo menos, ahora, quede el rebaño unido, han hecho muy buen grupo apoyándose unos a otros, desde los 13 a los 24 años, y les deseamos, de corazón, todo lo mejor y les apoyaremos en cuanto podamos.